Impactos de la actividad volcánica en época prehispánica: Estudios edáficos en los sitios arqueológicos de Cerro del Teúl y El Pitayo, Tres Mezquites en el occidente de México

Abstract

La actividad volcánica en la Mesoamérica antigua fue determinante para muchas poblaciones, ya que influyó en la vida cotidiana y en la forma de entender el mundo. Eventos eruptivos pueden provocar el abandono total o parcial de los sitios, ocasionar cambios en la organización social y también afectar la pedogénesis de los suelos con una alteración de los recursos naturales. En muchas ocasiones, el impacto de la actividad volcánica puede detectarse a simple vista. Sin embargo, también puede quedar “escondida” entre los materiales edáficos y arqueológicos, por lo que su identificación y análisis son de suma importancia para entender la estratigrafía arqueológica. Para ejemplificar lo anterior, en este trabajo se presentan los resultados obtenidos en dos sitios arqueológicos del occidente de México: Cerro del Teúl en Zacatecas (ca. 100-1531 d.C.) y El Pitayo en Michoacán (200-600 d.C.). En ambos sitios, se registraron y caracterizaron perfiles dentro de las excavaciones arqueológicas. En el caso del Cerro de Teúl, se analizaron los rellenos constructivos en dos perfiles estratigráficos de los conjuntos arquitec- tónicos del Patio Hundido (PH21) y la Plaza Principal (P2M80). En El Pitayo, se analizaron rellenos constructivos y horizontes de suelo en dos perfiles ubicados en una trinchera con orientación E-W (Trinchera Este y Trinchera Sur). El objetivo principal fue identificar el impacto que la actividad volcánica dejó en la estratigrafía arqueológica, así como las transformaciones que sufrieron los materiales volcánicos como consecuencia de procesos naturales y antropogénicos, por medio de técnicas colorimétricas, granulométricas y micromorfológicas. Además, se determinó la composición química total (por Fluorescencia de Rayos X) y la petrografía de la ceniza volcánica encontrada en los sitios, y se comparó con la procedente de volcanes circundantes. De acuerdo con los resultados, se determinó que, en el caso del Cerro del Teúl, la erupción Jala, datada en 990-1020 d.C. produjo los materiales volcánicos encontrados. Sin embargo, esta erupción no provocó el abandono del sitio, sino que hubo una reocupación casi inmediata y la ceniza quedó entre los rellenos constructivos. En El Pitayo, de acuerdo con las evidencias arqueológicas (edades de los utensilios abandonados, dataciones de radiocarbono y la ausencia de vidrio volcánico en los pisos inferiores de la construcción), se presume que el deslave ocurrió durante la primera mitad del siglo VI y que el sitio siguió desarrollándose después del evento como lo constata las construcciones de nuevos pisos. La composición geoquímica y mineralógica de materiales volcánicos encontrados en las excavaciones presentan una afinidad composicional intermedia-ácida lo cual contrasta con el volcanismo monogenético circundante; sin embargo es probable que dado que es material retrabajado, parte de la composición mineralógica original haya sido afectada por procesos de transporte y erosión, o bien, se encuentra diluida, dada la mezcla con otras fuentes más ácidas, evidenciado por el dominio de vidrio volcánico con texturas y morfologías heterogéneas. Hasta el momento existe una posible fuente de emisión del material volcánico asociado con el encontrado en la “tierra negra” en el sitio de El Pitayo, que es el evento volcánico de El infiernillo, ubicado al sur de Michoacán y que tiene un fechamiento de 1500-1370 a.C. (Mahgoub et al., 2017). Sin embargo, la “tierra negra” que cubrió al sitio es posterior a este fechamiento, por lo que cronológicamente no correspondería a una erupción que haya sucedido durante la ocupación del sitio, pero permite asociarla como producto de un deslave del Cerro El Arco, ya que la caracterización geoquímica del vidrio volcánico muestra una afinidad muy cercana a este evento de El Infiernillo.